El niño fue corriendo a su madre, y se puso a leer la carta que ponía:
Josefina, me queda poco tiempo de vida
y por eso te escribo esta carta de despedida,
enamórate, cuida de nuestro hijo y tenme siempre en tu corazón.
La mujer al leer eso rompió a llorar, el niño le pregunto que le pasaba, pero por no darle el disgusto le digo que no debería saberlo, la mujer se quedó su carta y el gorrión en su memoria.
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